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«No fue inmediato, iba al médico porque me encontraba fatal, le decía que tenía una hija celiaca y no le daban importancia. Desde el diagnóstico de mi hija hasta el mío pasaron aún unos años, y cuando me dijeron que era celiaca, me llevé una gran alegría», explica Edita Álvarez, paciente de enfermedad celiaca y madre de paciente con enfermedad celiaca, ambas diagnosticadas hace 20 y 23 años respectivamente.
La segunda temporada de Onda Celicidad arranca con la entrevista más personal de quien escribe. Y es que la entrevistada no es otra que mi madre, Edita Álvarez, diagnosticada de enfermedad celiaca, gracias a mi diagnóstico. Ambas pasamos años de especialista en especialista intentando averiguar qué nos ocurría. La diferencia es que yo casi no me acuerdo y mi madre recuerda perfectamente su diagnóstico y el mío.
Su historia es la de tantos otros pacientes que deambulan por las consultas sin encontrar una solución. «Me diagnosticaron colon irritable y me explicaron que iría a rachas, pero no conseguía mejorar. Así que llegó el diagnóstico de ansiedad, la prescripción de pastillas, de ejercicio y de vacaciones para relajarme. Obviamente nada funcionaba«, apunta.
Sin emargo, en el año 1997 y después de 14 años con mucha sintomatología y procesos que me llevaron a ingresar en dos ocasiones, llegó mi diagnóstico de celiaquía (el de Lorena) . «Nos asustamos muchísimo cuando nos lo dijo el médico porque no habíamos escuchado nunca hablar de la celiaquía ni del gluten. El médico nos vio tan agobiados que nos dijo que no nos preocupásemos, que era solo quitar las harinas. No mencionó más», señala.
Y así fue cómo comenzó mi tratamiento, quitando las harinas y aquellos productos que contenían trigo y otros cereales. «Pero no sabíamos nada más, de la contaminación cruzada no habíamos ni escuchado hablar. Estábamos en la asociación de Asturias, pero en aquellos momentos, aunque hicieron todo lo que pudieron, había poca información y no conocíamos a nadie cercano. Así que lo hicimos mal, no te dimos bien la dieta al principio», explica.
Algún tiempo después y gracias a la asociación asturiana -ACEPA- «se pusieron en contacto con nosotros desde el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), para hacernos pruebas a todos. Después de los análisis nos hicieron biopsia a mi marido y a mi y la mía era clara. Cuando me dijeron que era celiaca, me llevé una gran alegría, al fin sabía lo que me ocurría y sabía que iba a mejorar», destaca.
En estos momentos «ya sabíamos hacer la dieta mucho mejor, sabíamos que había que evitar la contaminación cruzada en todo momento y yo empecé a mejorar rápidamente. Fue un grandísimo cambio. Llevaba mucho tiempo viviendo mal y ese diagnóstico me cambió la vida«, explica.
Recuerda esos primeros años en la cocina con muchas pruebas. «Había pocos productos, y trabajar con harina sin gluten era muy complicado en aquellos momentos. Hubo que tirar muchos intentos. Ahora es todo mucho más sencillo«.
Y es que después de 23 años en el mundo de la celiaquía a través de mi diagnóstico, se ha convertido en una gran cocinera gluten free y ha publicado a través de Celicidad, el ebook de cocina: «Las recetas de Celicidad. 20 años cocinando sin gluten», en el que recoge recetas dulces y saladas que lleva elaborando desde finales de los años 90 y que ha mejorado con el paso del tiempo. Entre ellas, destacan, sus frixuelos sin gluten, que fueron una de las grandes estrellas en las IV Jornadas Cangas Sin Gluten de mayo de 2019, en Cangas del Narcea, Primer Destino Sin Gluten de España.
En aquellos años, cuenta Edita, «salir a comer fuera era algo imposible, no sabían lo que era la celiaquía, no sabían lo que era el gluten. Ahora ha cambiado todo mucho. Más en Cangas, pero claro, qué voy a decir yo», ríe.
Y deja un último consejo para aquellos papás de pequeños recién diagnosticados: «que no se agobien, que aunque asusta, se puede hacer una vida totalmente normal. Es necesario informarse bien y hacer bien la dieta, pero ya hay muchos productos y restaurantes. Las cosas son más sencillas».