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Está claro, y con los años y los experimentos que hago me voy dando y más y más cuenta, que la cocina es un arte, y los artistas nacen, hacerse es demasiado complicado, digamos que como mucho se perfeccionan. Y el caso de Sergio, el chef de Celikatessen es un clarísimo ejemplo de esto que cuento.

Celikatessen, son Sergio y Elena y los podemos encontrar en el madrileño Mercado de Pacífico. Allí entre pescaderías, fruterías y carnicerías, hay un pequeño puesto que huele de maravilla antes incluso de ver el cartel que anuncia su nombre. Y entre el mostrador y la cocina pasa Sergio las horas cocinando, decorando y atendiendo. Desde la madrugada y hasta media tarde hace panes de lo más variados y deliciosos y rompedores postres en los que mezcla, por ejemplo, el curry con el chocolate. Y en serio, espectacular. Todo lo que hace Sergio es sin gluten y sin lácteos y la mejor certificación es la suya, que no puede tomar ninguno de estos productos (pero además tiene la de Madrid Sin Gluten).

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Colección de panes de Celikatessen, en SaLAIA.

Y es que así es como comienza la historia de Celikatessen, cuando hace unos años Sergio tiene que dejar de tomar lácteos y un tiempo después le diagnostican celiaquía. «Siempre me había gustado la cocina y como soy muy goloso siempre había hecho postres. A partir de los diagnósticos tuve que adaptarlos a mi nueva dieta».

Y como para todos, al principio no fue fácil. «Tienes que dejar de repente muchas cosas, descubres que el gluten está en todas partes, pero te informas y te vas acostumbrando poco a poco». Y eso es lo que hizo, aunque también es cierto, que con una mano así para la cocina yo también me habría acostumbrado pronto.

Y llegó la pregunta que hago siempre en estos casos, ¿y tú eres repostero o panadero?, y se ríe porque sabe cuál va a ser mi reacción. «La verdad es que no, yo me dedicaba al cuero». Y ahí es cuando vuelve a ser válida  mi reflexión sobre los artistas, Sergio tiene buenas manos, ya sea para el cuero o para la harina.

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Elena y Sergio, en SalAIA.

Celikatessen comenzó así como una especie de hobby, un pequeño proyecto de repostería y panadería, que se les acabó yendo de las manos totalmente. «Trabajaba para la Casa Real, restauraba carruajes de hace siglos, trabajaba el cuero y de repente un día me di cuenta de que o me dedicaba a Celikatessen a tiempo completo o no tenía ningún sentido que existiera». Cuando se plantea una situación así es que eres muy bueno. En poco tiempo Celikatessen abrió en el Mercado de Pacífico y comenzó a recibir pedidos de particulares y de restaurantes que quieren tener en su carta los productos que Celikatessen ofrece. Y cuántos más pedidos salían más clientes nacían, pero es que sus productos no sólo son sin gluten y sin lácteos, además utiliza ingredientes ecológicos y sus productos son muy saludables.

Como una barra de pan que tiene, ni más ni menos, que cinco cereales. En el lado de lo salado ofrece panes de harinas sin gluten de distintos tipos, de hierbas, de hierbas con cerveza, el de los cinco cereales y hasta panes huecos para ensaladas y un pan de hamburguesa que sabe a pan de hamburguesa y tiene pinta de pan de hamburguesa, que no es fácil. En el lado de los dulces el abanico es súper amplio, desde una tarta de zanahoria súper suave que se derrite en la boca, hasta la curiosa mezcla del chocolate con un poquito de curry, algo explosivo y suculento.

Pero los productos de Celikatessen no se acaban ahí. Son muchos más y en este enlace los podéis descubrir todos, y si tenéis algún tipo de petición especial seguro que Sergio la puede adaptar, por eso es un artista. Así que ya sabéis seguid a Sergio y a Elena (el corazón virtual de Celikatessen) en FB, en TW, en el Mercado de Pacífico…porque van a estar muy presentes en nuestra mesa y en nuestra vida.