Hace unos días Helena Buendía de la Celiacoteca nos hablaba del sorgo, un cereal sin gluten que comienza a utilizarse cada vez más en la elaboración de productos aptos para celiacos. Tras el chivatazo de Helena, el equipo de Celicidad se puso manos a la obra y hemos descubierto un montón de datos interesantes sobre este nutritivo cereal.
Y es que siempre decimos lo mismo, hay vida más allá del maíz y la dieta de un celiaco tiene que ser aún más variada y saludable ya que al no tomar gluten dejamos de ingerir gran cantidad de nutrientes que están precisamente en los productos que llevan gluten. Así que el sorgo es otro cereal más a incluir en nuestra lista.
Un cereal que se cultiva desde hace más de 8.000 años y que en la actualidad y debido precisamente al crecimiento del número de celiacos y sensibles al gluten en todo el mundo, comienza a usarse y consumirse más. Sus granos recuerdan al arroz o al maíz y en harina es un gran sustituto del trigo.
Las propiedades y beneficios para la salud de este cereal milenario son numerosas.
1-Minerales: Contiene en grandes cantidades zinc y hierro y ello, junto a la fibra y los antioxidantes hacen que el sorgo contribuya a prevenir anemias, diabetes e incluso el cáncer de colon.
2-Astringente: Esta característica hace que que sea estupendo para regular la función intestinal y para cuadros de diarrea leve o severa.
3- Antioxidantes. Los antioxidantes contribuyen a frenar el envejecimiento celular, proceso biológico estrechamente relacionado con el desarrollo de tumores. El sorgo contiene gran cantidad de antioxidantes , en concreto algunas variedades asiáticas.
4-Sustituto del trigo. Por su textura, y su sabor tirando a neutro (con excepciones del sorgo de sabor dulce), es perfecto para las dietas de celiacos obteniendo un resultado muy similar al que ofrecen las harinas de trigo. Pero es cierto que tiene poca consistencia a la hora de realizar panes, por lo que se recomienda mezclar su harina con otros tipos de harinas para obtener un mejor resultado o con aglutinantes como la fécula de maíz.
En muchas ocasiones podemos encontrar en el mercado productos realizados con sorgo o harina de sorgo que ha sido mezclada con otros productos que pueden contener gluten. Así que como ocurre con la avena, los celiacos sólo podemos consumir el sorgo que certifica que no lleva gluten.