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Un estudio llevado a cabo por científicos suecos y estadounidenses muestra relación entre celiaquía y anorexia. Según sus conclusiones las mujeres celiacas tienen mayor riesgo de sufrir anorexia nerviosa que las que no son celiacas. 

Enfermedad Celiaca y Anorexia

La enfermedad celiaca y la anorexia podrían guardar relación según un estudio al que hace referencia la web webconsultas.com. Según explican desde este portal el estudio ha contado con casi 18.000 mujeres suecas diagnosticadas de celiaquía entre 1969 y 2008 a una edad media de 28 años. Los datos obtenidos con estas mujeres fueron comparados con otro grupo de 90.000 mujeres que no padecían enfermedad celiaca. Los científicos compararon los datos de ambos grupos y el resultado concluyó que era superior la cifra de celiacas con anorexia nerviosa que la de no celiacas.

Según este estudio, las mujeres diagnosticadas de celiaquía antes de los 19 años tenían 4,5 veces más probabilidades de tener un diagnóstico previo de anorexia. Mientras que las mujeres diagnosticadas de celiaquía después de los 20 tenían el doble de probabilidades de desarrollar la anorexia en comparación con mujeres no celiacas, convirtiéndose así la anorexia en otra de las enfermedades asociadas a la celiaquía.

Qué es la anorexia nerviosa

La anorexia nerviosa es un trastorno alimentario que provoca que las personas que lo padecen pierdan más peso del recomendable para su salud. Es más habitual en mujeres que en hombres, sus causas son desconocidas y suele manifestarse en la adolescencia o a inicios de la edad adulta.

Las personas con anorexia nerviosa manifiestan un miedo permanente a aumentar de peso y suelen realizar dieta o ejercicio excesivo para no subir de peso. Negarse a comer con otras personas, acudir al baño inmediatamente después de comer, tomar pastillas adelgazantes son algunos de los comportamientos habituales en personas con anorexia nerviosa.

celiaquia y anorexia

Causas de la asociación entre celiaquía y anorexia

Las causas que relacionan celiaquía y anorexia se desconocen. Es más, los investigadores del estudio apuntan varias hipótesis que no pueden ser consideradas conclusiones ya que se trata de un estudio observacional.

Una causa puede ser la genética. Se sabe que la celiaquía requiere de predisposición genética para desarrollarse y se sospecha que también puede haber un origen genético en la anorexia nerviosa. Por otro lado otra posible explicación está relacionada con un aspecto más psicológico y es que las restricciones de la dieta sin gluten puedan conducir a limitar demasiado la alimentación.

Esta última hipótesis estaría relacionada también con la relación que se establece entre celiaquía y depresión. Así la psicóloga  Cristina Sfoggia, señala en uno de sus estudios sobre celiaquía y depresión, que en un principio “la depresión tan ampliamente referida en los pacientes celíacos puede explicarse como la consecuencia de la malabsorción de nutrientes, acompañada en muchas ocasiones de fatiga y dolor que incrementan la sensación de malestar y decaimiento que conducen a la depresión”, todo ello antes de recibir el diagnóstico.

Sin embargo la depresión vuelve a aumentar después del diagnóstico. La experta apunta a que tras el inicio de la dieta y la mejora de los síntomas, la incidencia de la depresión en celiacos es menor, sin embargo “a menudo, después de un tiempo, las cifras de depresión y celiaquía vuelven a aumentar quizás a causa de las dificultades en el ajuste de la dieta sin gluten y su interferencia en la vida social”. Quizás este reajuste puede llevar a algunos celiacos, por miedo a la contaminación o a recaer, excederse a la hora de limitar su alimentación.

Celiaquía y depresión 

Celiaquía y depresión también van muchas veces de la mano. Algunas teorías señalan que la relación entre celiaquía y depresión descansa en los problemas de absorción de nutrientes que presentamos los celiacos. Esta idea se centra en la complejidad de absorber una sustancia fundamental para producir serotonina como es el triptófano. Si un celiaco no puede absorber de forma correcta el triptófano, no podrá generar una gran cantidad de serotonina que es el principal neurotransmisor relacionado con el estado de ánimo. En estados depresivos, los niveles de serotonina son muy bajos. Pero los celiacos tampoco absorbemos adecuadamente otros nutrientes como el ácido fólico, el hierro, el calcio... y también se ha demostrado que la falta de estos puede dar lugar a apatía, fatiga, cansancio, síntomas que pueden relacionarse con la depresión.

Por lo tanto celiaquía y depresión tendrían cierto sentido antes del diagnóstico, pero cuando el celiaco se recupera vuelve a aparecer la relación según diversos estudios, tal y como explica la psicóloga argentina Cristina Sfoggia y hemos explicado anteriormente. Aceptar la enfermedad, sentirse apoyado por nuestro entorno y hacer una vida lo más normal posible, son aspectos fundamentales para evitar recaer en estados depresivos.

Síntomas de la anorexia nerviosa

Los síntomas más comunes de la anorexia nerviosa se pueden ver a simple vista, y el más llamativo es la extrema delgadez de una persona que asegura sentirse con exceso de peso. Pero hay muchos más:

  • Mala memoria
  • Piel amarillenta, reseca y normalmente cubierta de vello.
  • Depresión
  • Sensibilidad al frío
  • Depresión
  • Osteoporosis 

Consecuencias de la anorexia nerviosa

Las consecuencias de la anorexia nerviosa puede llegar a ser realmente graves cuando esta perdura en el tiempo, según nos explican en el portal www.knowi.es. El debilitamiento óseo, la falta de potasio que puede conducir a ritmos cardiacos peligrosos, la disminución de los glóbulos blancos que hace que una persona anoréxica sea más vulnerable a infecciones, riesgo de deshidratación, falta de nutrientes como proteínas, vitaminas, minerales…

En caso de detectar en alguna persona cercana este trastorno, es importante acudir cuanto antes a un especialista, ya que la aceptación de la enfermedad es el mayor problema para las personas que padecen anorexia nerviosa. Una vez aceptada, el tratamiento y el seguimiento deberá ser también guiado por un profesional de la salud.